NATURALEZA Y BELLEZA ANTE LA IMITACIÓN DEL PASADO

NATURALEZA Y BELLEZA ANTE LA IMITACIÓN DEL PASADO Por: Laurencia Victoria Fecha: 04 de noviembre de 2023 Las artes visuales han sido producto de deleite visual durante toda la vida, y en ella hay de por medio unas disciplinas y límites en las que diversos artistas se han formalizado a través del tiempo. No obstante, la naturaleza y los estándares de belleza han jugado un gran rol en las respectivas composiciones artísticas, desde la antigüedad griega hacia la actualidad. Manifestamos una especie de mímesis ante la materia que se deja moldear y transformar, para provocar en el espectador tantos pensamientos y sentimientos a lo largo de la historia de la humanidad. Ciertas personalidades han sido parte de esta apreciación y crítica artística, donde enfocan su punto visual en la manifestación plástica, inspirada en el producto máter de la naturaleza. No obstante, la apreciación de la belleza artística es cambiante pero mantiene su eternidad mientras el público sea capaz de detectar y contemplar dicho elemento. A pesar de nuestro pleno siglo XXI leyendo escritos entre los siglos XVIII y XX, aun solemos utilizar características de la antigüedad y del pasado en sí para determinar lo bello en lo contemporáneo, cuando no debemos mezclar las determinaciones de nuestro pasado con los movimientos de nuestra actualidad. Basándonos en la definición del arte por Denis Diderot en “Judgement and the Public Sphere”, el arte es una metafísica abstracta. El hombre empezó coleccionando observaciones basadas en la naturaleza, y de esos materiales la función, uso y cualidades de estos seres y sus símbolos. Le da el nombre de ciencia o arte al punto de enfoque en donde fijaron su observación, eventualmente creando una serie de instrumentos y reglas dirigidas a tal objeto. Sin embargo, esta es una perspectiva del siglo XVIII, donde aún no nos topamos con los movimientos que poco apoco romperán con esta perspectiva. Diderot también añade que el propósito general del arte es impresionar formas específicas a un elemento básico provisto por la naturaleza; para poder deformar la materia, primero debemos dominarla en su ambiente natural, independientemente de su forma, tamaño y masa. Implica que el artista debe tener consciencia del comportamiento completo de su entorno, para poder plasmar y reconstruir. Por el otro lado, John Ruskin nos cuestiona en sus Selecciones: de “la Realización” (2005) que no es lo que podemos pintar, sino cuán lejos podemos llegar a pintar. ¿Cuán lejos puede llegar el ser humano utilizando la naturaleza para llegar a un nivel estéticamente bello en el arte? Los elementos que cada artista decide que formen parte de una composición son de gran utilidad para determinar la educación, disciplina y creatividad de este individuo. Es decir, estos elementos serán de gran provocación y cercanos a una posible realidad, aunque sepamos que estos no sean del todo reales o existentes en la naturaleza (como las figuras que Ruskin menciona que pueden ser capaces de moverse aunque estén plasmadas en un medio bidimensional). Un individuo es atraído también por la belleza, complejidad y selección en los colores, que brindan el interés a retomar anécdotas personales mientras se deleita. Algo así como “retomar los aspectos visuales como si fuéramos espejos” y brindarles esa importancia estética. El artista no debe considerarse bueno por su habilidad de manipular solamente, sino que también por los detalles que emplea en su composición. Johann Winckelmann menciona que uno debe tornarse familiar con el arte de los ancestros, para así tonarnos en los mejores artistas, y en esto tiene razón a la hora de crear nuevas tendencias en el arte. No es el hecho de imitar a los artistas de la antigüedad griega sino porque éstos se dejaban llevar por la naturaleza, y en ella estaba la perfección. Winckelmann destaca aquí la movilidad de los nervios y músculos en las diversas estructuras de los cuerpos de aquellas piezas que en algún momento contempló de Rafael Sanzio y Miguel Ángel. Una de las características más distintivas del arte de la antigüedad griega es la simplicidad Noble y grandeza silenciosa mezclada entre postura y expresión. La pieza de Laoconte y sus Hijos por Agesandro, Polidoro y Atenodoro de Rodas es tomada de ejemplo para destacar el meticuloso estudio de la anatomía humana como las articulaciones faciales, las tensiones musculares y otras partes del cuerpo que reflejan la expresión de dolor sin miedo. Mientras más tranquilo estuviera el estado del cuerpo, más era la capacidad de retratar la personalidad real del alma en medio del sufrimiento sublime. Sin embargo, es muy notable qué estas expresiones esculpidas no van a la par con lo que un ser humano realmente estaría sintiendo o experimentando, pero presentan el dominio de la figura humana ante escenas mitológicas. En diversas secciones de El Pintor de la Vida Moderna (1863), Charles Baudelaire conversa sobre el enfoque de los aficionados del arte: no todo está en aquellos artistas de alto calibre que han demostrado dominar la mímesis y clasicismo que ha perdurado hasta entonces en artistas como Rafael, previamente mencionado. Las composiciones artísticas del pasado nos pueden parecer de gran interés para poder crear en nuestra actualidad, no solo por el alto nivel estético que estas obras pueden expresar a los espectadores sino también por su valor histórico y cultural. Sin embargo, no es material para continuar saturando como se ha acostumbrado por siglos. Pero podemos realizar este mismo ejercicio ante las creaciones de nuestro presente; lo bello es un elemento invariable, eterno, y difícil de determinar, que dependerá de la moda, la época, la moral y la pasión. En “El Momento del Arte” de Émile Zola, este expresa que una obra de arte es en contrario una expresión de la personalidad de un individuo que una mímesis: se deposita todo aquello que compone al artista, su cuerpo y alma, y que claramente expresa la fuerza y singularidad de su mente, la crudeza y fuerza de su personalidad, y que toma la naturaleza en sus manos para manipularla firmemente frente a nosotros tal como él la decide percibir. Esto significa que en el presente